miércoles, 28 de diciembre de 2011

SABOTAJE: Acción contraria a una idea o proyecto

   Después de justo un mes sin escribir absolutamente nada en mi blog me dispuse a ello. Varios temas rondaban hacía tiempo por mi cabeza que considero de cierto interés. Cuando ya tuve decidido cuál de ellos y cómo abordarlo recordé el éxito obtenido en mi última entrada. Estuve todo el mes siguiendo regularmente el número de visitas, sobre todo por si suscitaba comentarios poder contestar a la gente y heme aquí que me encuentro de pronto con un “extraño” suceso que motiva que escriba sobre esto y no sobre lo que pretendía.
   Según entiendo yo las cosas, el éxito de un blog se puede ver reflejado en tres indicadores: por el número de visitas; por la valoración de quienes se molestan en clickear sobre las estrellas dispuestas para ello; y por el número y/o calidad de los comentarios.
   Por el número de visitas no se puede decir de mi blog que sea todo un éxito, pues a pesar de alcanzar un número de visitas más que satisfactorio para mí, nada que ver con los auténticos campeones de esta modalidad en IntelliPoker. El conocidísimo dr.infinito se lleva la palma. Su entrada más visitada supera las 2.700 visitas, nada más y nada menos que casi 2.000 más de las que alcanza la más visitada de las mías. Y no se conforma sólo con el oro sino que también se lleva la plata, pues también es suya la segunda entrada más visitada hasta la fecha en los blogs de los usuarios de Intelli. Su estilo ocurrente y simpático le hace sin duda ser merecedor de esta posición. El bronce sería para pavida10, que tampoco se conforma sólo con eso y se lleva también el 4º puesto (el diploma) con entradas que pasan de largo las 1.000 visitas. Ocho entradas he necesitado yo para alcanzar poco más de 3.000 visitas. Eso lo supera pavida10 con tan sólo tres, y el señor dr.infinito apenas necesita sus dos primeras para superar en casi 1.500 a todas las mías.
   Por el número de comentarios tampoco se puede decir que mi blog sea un éxito rotundo. En cuanto al número son escasos. Sin embargo, sí es un éxito relativo si tenemos en cuenta que todos, salvo uno, de los que se han molestado en comentar lo han hecho para felicitarme o congratularse de mis palabras.
   Cuando más arriba me refería al éxito obtenido en mi última entrada me refería a que ésta era la entrada mejor valorada de todas. Después de un mes ostentando la primera posición con una puntuación de 4,9 me encuentro de pronto que no es así. No me hubiera extrañado, ni hubiera escrito esta entrada al respecto de esto si no fuera porque considero que la puntuación ha sido saboteada y porque prácticamente lo viví en directo. Curiosamente los hechos estaban sucediendo en ese mismo momento.
   Desde el primer día estuve mirando a diario la progresión de la entrada. Ya he dicho que sobre todo por contestar a quienes son tan amables de dejarme algún comentario, pero más tarde por ver cuánto tiempo iban a durar encendidas las cinco estrellas que me habían otorgado los primeros lectores que se molestaron en valorar. Después de 7 u 8 valoraciones (no recuerdo con tanta precisión…) la puntuación bajó de 5 a 4,9, lo que me hizo suponer que uno de los votantes la había puntuado bien, pero no con la máxima posible. A los 20 días, más o menos, la entrada había sido valorada por 11 usuarios y había mantenido la puntuación de 4,9 y unas 250 visitas aproximadamente. Desde entonces y hasta cumplir un mes la entrada fue visitada cada día por menos usuarios, lo que es totalmente lógico, pero llegó poco a poco a las 300 visitas al cumplir el mes, sin embargo ya nadie se molestaba en valorar desde hacía días y ésta siguió manteniendo la puntuación de 4,9 otorgada por los 11 valorantes.
   El día de autos miré si aun la entrada mantenía tan estupenda valoración, cuando me di cuenta de que no figuraba la primera, no me extrañé en absoluto dado que era posible que algún lector rezagado la hubiera votado negativamente (en su derecho está si no le agrada) bajándome ligeramente la puntuación. Aun habiéndome votado con la mínima posible ésta no debería de bajar de 4,5, pero cuál fue mi sorpresa al comprobar que había caído de un día para otro a 4,1. Esto me hacía suponer que habían sido varias valoraciones muy negativas, y así era tal como comprobé, pero ya comenzó a resultarme bastante extraño y comencé a sospechar que lo que había sucedido no era fruto de una natural casualidad.
   Perdida ya desde hacía días en la segunda página de la lista de blogs la entrada apenas recibía visitas y mucho menos valoraciones ni comentarios, y de pronto, de un día para otro recibe 4 visitas que curiosamente y contra toda probabilidad también la valoran, y para más casualidad todas y cada una la valoran negativamente. Me fui a cenar dejándome el pc encendido con la intención de echar un vistazo antes de acostarme por si sucedía algún cambio. Después de un poco de condumio y un poco de tele es lo que hice, para comprobar que en poco menos de 1 hora había recibido 3 visitas más y 3 valoraciones más (negativas, por supuesto) que dejaban la entrada con una puntuación de 3,6 muy alejada ya de los 4,9 que había tenido durante todo un mes.
   Todo resulta muy extraño y sospechoso si analizamos el comportamiento de los índices:
1.    Durante las primeras 300 visitas la entrada recibió 11 valoraciones (todas buenas y todas de lectores tempranos).
2.    Durante las últimas 7 visitas, 7 valoraciones (todas malas).
            ¿No es desproporcionado y sospechoso?
   Para confirmar mis sospechas me doy cuenta que también ha sucedido lo mismo con otras de mis entradas. Al menos las 4 últimas han sido ultrajadas de semejante forma. Las restantes no lo puedo precisar pues son las más antiguas y no recuerdo bien que puntuaciones llegaron a alcanzar, pero otra entrada ya no tiene 4,4 como ha tenido durante meses, sino 3,6. Ninguna de mis entradas bajaba de 3 hace 5 días, y hoy nos encontramos que una de ellas con 4 meses de vida (por lo que ya no la visitaba nadie) quedó reducida a 2,4 por arte de “magia-borrás”.
   Una vez confirmadas mis sospechas de que alguien estaba haciendo esto deliberadamente pensé en un principio que lo que estaban haciendo con las entradas de mi blog era producto de algún desaprensivo “multicuentas” muy aburrido y con nada mejor que hacer, y que probablemente lo estaría haciendo indiscriminadamente con los blogs de los usuarios mejor valorados. ¡Pues no! El resto de entradas de los usuarios mejor valorados por los lectores seguían luciendo las valoraciones de siempre. Esto sólo va conmigo.
   Hoy se cumplen 5 días desde los hechos. Los he dejado pasar para comprobar cuál era el comportamiento de los contadores y que cambios podían seguir sucediendo, pero nada ha ocurrido. El supuesto individuo ya no tiene más cuentas, o no tiene ganas de hacer más, o cree conveniente que ya es suficiente con lo que ha conseguido; y desde ese día la última entrada ya no ha recibido ninguna visita (como es lógico y natural con entradas de esa antigüedad) tampoco ninguna de las restantes a sufrido cambios de ningún tipo.
   ¿Pero a quien le caigo tan mal cómo para molestarse en hacer algo semejante?; ¿tan poco le han gustado mis entradas?, de ser así ¿por qué no me lo hace ver con un comentario?; ¿es quizá ese usuario al que le dediqué una de ellas que actúa por venganza?; ¿es alguien a quien he eliminado de un torneo en la burbuja?; ¿es por envidia y no venganza?.
   Sea quien fuere y sea por lo que fuere, me parece muy infantil y muy triste que un individuo, individua o individue pierda parte de su vida haciendo algo tan tonto como intentar desprestigiar un blog de esta manera.
   Cierto es que me sentía contento de tener la entrada más valorada, pero yo no me tomo esto como una competición, y personalmente para mí nada ha cambiado, porque soy consciente de cuál fue la valoración real dada por los legítimos usuarios. Sí me “apena” que haya desvirtuado la opinión de los demás y me “preocupa” que lo pueda seguir haciendo en mi blog o en cualquier otro. También que utilice el sistema a la inversa, es decir: para sobrevalorar un blog propio o ajeno que no lo merezca. O peor aún, que se beneficie de las promociones de IntelliPoker de forma multiplicada, lo que nos perjudica a todos.
   Por lo demás, hasta me hace gracia tener un “enemigo” que además de tonto/a es tan cobarde que no me hace saber quién es, ni cuál es el motivo que le mueve a hacer estas inmaduras actuaciones. Y hasta me halaga, pues si molesto tanto a alguien tan estúpido es que voy por el buen camino, lo cual también es todo un éxito.    
   Nota consideratoria: Las probabilidades de que todo esto sea sólo fruto de una casualidad y no cómo yo pienso, son infinitamente inferiores a las probabilidades que tiene de triunfar un all-in preflop 3-2 off-suited UTG, en una mesa llena de loosers maníacos y dos tight agresivos que llevan AA y KK respectivamente. No hay indicios que me demuestren lo contrario.    
Publicada en IntelliPoker con fecha: 15/05/2011

La vida es juego

   Leyendo libros, blogs, artículos y demás literatura de póquer, siempre acabas encontrando la “aguda” reflexión del autor sobre como de parecido es el póquer a la vida. En algún momento de “lucidez metafísica” creo que todos los que nos adentramos un poquito en el póquer hemos sentido esa revelación sin necesidad de que nadie nos la tenga que explicar.
   Lo mismo sucede si en lugar de póquer lo que leemos son libros y artículos de ajedrez. También los jugadores de ajedrez tienen la sensación y/o la convicción de que el juego que ellos tanto aman tiene en su base muchos aspectos que lo asemejan a homólogos aspectos de la vida.
   Unos y otros parecen sorprenderse con tal descubrimiento, pero si lo meditamos un poquito nos daremos cuenta de que en verdad es así, en uno y otro caso, pero no nos debería resultar tan sorprendente.
   Las cualidades necesarias para ser un buen jugador de póquer y/o un buen jugador de ajedrez son muy convenientes también para moverse adecuadamente a diario por el mundo; o dicho de otro modo: en la vida. La concentración, la paciencia, etc.. no sólo nos ayudarán en el juego, también en todo aquello que realicemos. A veces es esto lo que nos hace asemejar estos juegos a nuestra correría mundana. También otros aspectos, como que “a veces se pierde y no siempre se gana” por bien que intentemos hacer las cosas; entre otros. Pero cuando atendemos a estas reflexiones estamos cometiendo un error de base; estamos separando el juego del resto de aspectos de la vida, olvidando que el juego es parte de la misma, siendo un recurso natural para el aprendizaje y el desarrollo en nuestra primera etapa de vida y un método de ocio y entretenimiento (más importante de lo que parece) en etapas posteriores. Por otra parte es muy lógico que aquellos juegos que ideamos tengan como base el mundo tal y como nosotros lo conocemos, y sean en esencia retales de nuestra propia existencia. Pero no sólo el póquer o el ajedrez. ¿Acaso no se parecen en algo a la vida el Monopoly, el Risk, y cientos y cientos de juegos ideados por el hombre?. Por supuesto se puede debatir cuál de ellos aglutina una semejanza mayor, lo que sería como intentar averiguar cuál es el más completo, pero hasta el más simple está basado en algo que lo relaciona con el mundo tal y como lo entendemos.
   Ahora llega el momento de darle sentido al título que le he puesto a este ejercicio de juntar palabras que es mi entrada de hoy: La vida es juego.
   Si la aseveración del título resulta demasiado atrevida se puede sustituir por “la vida es como un juego”, pero yo voy a utilizarlo tal y como lo he elegido para el título.
   La vida es juego, muy serio, pero un juego. Además me atrevo a decir que es un juego de apuestas. Muchas personas desprecian los juegos de apuestas al considerar que es poco moral ganar dinero de esa forma, y más inmoral incluso perder lo que se ha ganado trabajando “honradamente”, sin darse cuenta que ellos mismos están sometidos a vivir, a ganar o perder en un tablero global dentro de un tiempo limitado y rodeados de otros que intentarán ganar, o incluso hacerle perder aunque ellos no ganen nada, sólo por pura satisfacción. Sin darse cuenta que están metidos en este juego de la vida desde el mismo momento de su nacimiento, e involucrados cada día más conforme van haciéndose mayores. Sin darse cuenta que ellos son unos apostadores natos, porque todos lo somos en realidad. Muchas veces apostando cosas mucho más serias que el dinero.  
   En muchas decisiones de nuestra vida nos la jugamos (del verbo jugar) y apostamos. Apostamos nuestro futuro a decisiones como la de elegir tal o cual carrera universitaria, o a tal o cual empresa llevar nuestro currículo. Apostamos nuestra felicidad a que nos irá de maravilla vivir con tal o cual persona, o sin ninguna de ellas, sin saber a ciencia cierta que diantres pueda llegar a pasar. Apostamos algo tan serio como la propia vida cada vez que nos subimos a un vehículo, sólo porque la posibilidad de perder es casi remota, pero no imposible, y nos la jugamos (del verbo jugar). Saltamos en paracaídas, escalamos montañas, descendemos a gran velocidad por pistas de esquí, entre otras muchas temeridades, jugándonos (del verbo jugar) el físico a cambio de un “subidón” de adrenalina, o de un poco de satisfacción personal. Apostamos a situaciones, a personas, a empresas, a políticas, a decenas de cosas; jugándonos el bienestar, la felicidad, un futuro digno, la salud y hasta la propia vida muchas veces sólo a cambio de dinero. ¿Entonces por qué a algunos les parece mal jugarse un poco de dinero a cambio de entretenimiento, ocio, satisfacción personal y en ocasiones hasta felicidad?.
   A veces (como en el póquer) estamos committed, comprometidos con el bote, sin más remedio que apostar lo que preferiríamos no apostar. Pero a fin de cuentas, queriendolo o no…, dándonos cuenta o no… apostando constantemente, en este juego tan serio que es la vida.

Nota aclaratoria que no hace falta leer, a no ser que estés muy aburrido, o te haya llamado la atención el porqué entrecomillé “honradamente” (tal que así) cuando me refería a supuestos trabajos honrados: Algunas personas creen estar ganando honradamente su dinero cuando no es así. Por supuesto al creerlo están disculpados de cualquiera que fuera la culpa, pero en la práctica forman parte de empresas o instituciones que lejos están de ser honradas. Muchas operan dentro del marco de la legalidad vigente, pero legal no es sinónimo de honrado, sólo a veces coincide. Un ejemplo de esto sería el eficiente empleado de banca que desarrolla su trabajo pensando que hace lo correcto, sin saber que en realidad forma parte de una empresa insolvente (todos los bancos lo son) que vive de la hoy despenalizada usura y del control de la creación de dinero con el que estafan a todo ser cotizante. Y es que en este juego de la vida también hay tahúres tramposos.
Publicada en IntelliPoker con fecha: 09/04/2011

Camino a la perdición

   La entrada de hoy coincide en título con el blog, y a su vez con el título de una película. Esto es así (película aparte) porque pretendo explicar porqué este blog lo titulé en su día “Camino a la perdición”.
   La intención no fue nunca relacionar el blog con la película. La película como tal está bastante bien, pero no tanto como para hacerle un homenaje. Buena factura (6 nominaciones en los Oscars y Oscar a la mejor fotografía en 2003), buena dirección (Sam Mendes), buen reparto (Tom Hanks, Paul Newman, Jude Law, Daniel Craig), y buena música (Thomas Newman), pero si fuera por eso hubiera elegido el título de otra.  Por otra parte nada relaciona directamente a la película con el póquer. Creo recordar que no aparece ni un solo naipe en toda la película. La única referencia a un juego es a los dados, y aun así también es irrelevante. El título coincide, sí, pero no con el original en inglés, sino con el título en español, que es una traducción inexacta; aunque intencionadamente para darle más sentido a lo que el título en ingles (Road to Perdition) quiere significar. “Camino a Perdition” hubiera sido una traducción más exacta; respetando el nombre de Perdition en inglés, puesto que en la película hace referencia al nombre de una localidad. Pero está claro que resulta menos impactante y se entiende menos lo que pretende sugerir para un público hispanohablante.
   Fue dándole vueltas al cerebro buscando un título que representara de alguna manera lo que puede llegar a ser el póquer lo que me hizo elegir esta frase. ¿Qué la frase rondaba en mi cabeza gracias a la película? Seguro que sí. Pero fue elegida por lo que puede llegar a sugerir en el póquer, al igual que la eligieron por lo que puede llegar a sugerir de la película. Pero en un caso y en otro la frase es válida para sugerir cosas diferentes. Además hay muchas formas de perderse; hasta felices y maravillosas formas de “perderse”.
   Aprende a contar y te condenarás a contar el resto de tu vida. (René Descartes).
   Este señor, que pese a su apellido no fue el inventor del póquer con descartes, sino un eminente filósofo, matemático y físico francés, pronunció entre otras muchas la sentencia que habéis leído. Extrapolándola al póquer (con su permiso) sería tal que así: Aprende a jugar al póquer y te condenarás a jugar el resto de tu vida.
   Tanto en uno u otro caso creo que resulta totalmente cierto. El primero es evidente: necesidad perentoria del ser humano de contabilizar todo; sobre todo desde la invención de la propiedad privada. ¿Cuántas cabras tengo en el corral? Se preguntaban. Aprendían a contarlas y quedaban condenados. En el segundo porque: creo que la inmensa mayoría de los que acaban conociendo un poco el juego (no me refiero a conocer simplemente las reglas) nunca dejarán de jugarlo, o al menos siempre tendrán el deseo de volverlo a jugar después de la última partida, enganchados a la divina perdición del camino del póquer.
   Para otros esa perdición no será tan divina, sino más acorde con el significado real de la palabra perdición. Y estos serán los más. O sea, los más numerosos. Lo que quiere decir que para la mayoría el camino del póquer es un camino de perdición en el sentido real y malo de la palabra, un camino con un costo real traducido en tiempo y dinero. El gusto por el juego puede determinar si el costo merece la pena. O incluso a la inversa. Es decir: si el costo no es muy grande para nosotros nos puede resultar divertido incluso si somos perdedores. Si eres un perdedor no te apures demasiado por eso, la mayoría de los jugadores lo son, pero ten en cuenta entonces si el costo te merece la pena, o si el placer te merece el costo.  
   De todas las formas que hay de determinar los tipos de jugador de póquer (por su juego, por su estilo, por su nivel, etc.) la más básica, pero en realidad la más importante es: por su éxito. Así los dos tipos que existen de jugador por su éxito son: ganadores y perdedores. Indagando en bases de datos de jugadores online nos hacemos una idea de cómo es el panorama; aproximadamente el 80% de los jugadores son perdedores. Esta cifra se recorta hasta un 50% si tenemos en cuenta sólo a jugadores habituales, pero aun así es muy significativa, pues quiere decir que 1 de cada 2 jugadores que juegan habitualmente al póquer pierde, además de otro 30% sobre el total de jugadores ocasionales que también pierde.
   Los datos reales no son tan redondos, pero se puede estimar que entre un 20 y un 30% de los jugadores obtienen un beneficio económico. Pero eso no quiere decir que sea un pingüe beneficio en todos los casos, pues la mayoría son pequeños ganadores de 1 o menos de 1BB por cada 100 manos. Si además tenemos en cuenta que la mayoría juega niveles muy bajos (y micro-límites) podemos hacernos a la idea de que muchos de ellos apenas ganan unos pocos cientos de dólares por año, o incluso menos. Por lo tanto, el camino del póquer es un camino de perdición (en el peor de los sentidos) para la inmensa mayoría de los que tenemos el valor, la osadía o la estupidez de meter dinero en el centro de un tapete, ya sea real o virtual; y un camino de bendita perdición para quienes merecidamente saben ganar en esto, aunque sea poco. Bueno o malo, es un camino de perdición para todos los jugadores de póquer.
   Sin embargo no lo es para todos los que ganan con el póquer. No es un camino expuesto a la emoción del juego, al riesgo de perder a golpe de naipe, o a ganar por suerte o a largo plazo por un buen juego. Son los que ganan siempre en la partida, y ni siquiera están sentados a la mesa. Para estos es un simple negocio. Unos porque son dueños de la mesa, otros porque se creen dueños de todo. Sobre los primeros nada que objetar; hasta debemos de estar agradecidos por su existencia. Son necesarios para que tú y yo podamos jugar a esto. Se puede discutir si lo que ganan por ello es mucho o poco, suficiente o insuficiente, justo o injusto, pero ellos nos necesitan a nosotros y nosotros a ellos.
   Sobre los segundos mejor no digo nada ahora, porque merecen capítulo aparte y porque sé que no os gustan las entradas largas, y esta ya lo es. Lo haré probablemente en una próxima entrada si soy capaz de encontrar suficientes sinónimos menos mal sonantes que los calificativos reales que estas gentes se merecen; no sea que por decir las cosas tan claramente sea tristemente baneado por ello.   
   Si has llegado leyendo hasta aquí lo más probable es porque tú también estás en el Camino a la perdición. Quizá comenzando, o quizá ya lleves un largo trecho. Tanto en uno u otro caso disfrútalo siempre. Lo más importante es que te diviertas aun cuando tenga un coste para ti. Nunca empujes al centro de la mesa lo que no estés dispuesto a perder y verás que no es tan difícil.
   Suerte.
Publicada en IntelliPoker con fecha: 16/02/2011